Yo creía que, después de llevar años y años convencida de que, antes o después, iba a adoptar, sería capaz de aguantar la espera mucho mejor.
Cualquiera que me lea pensará que llevo años de trámites cuando, en realidad, ni siquiera hemos empezado con el cursillo. El caso es que, después de comer he sentido cómo crecía en mí la necesidad de moverme y de hacer algo relacionado con la llegada de nuestros niños a la familia y, como poco es lo que de momento está en nuestras manos, nos hemos liado la manta a la cabeza y hemos empezado a preparar la buhardilla. Tenemos tres habitaciones en casa y, de momento, nuestro dormitorio está en una de ellas, pero ya hace tiempo decidimos que lo trasladaríamos a la parte de arriba. La idea es dejar dos habitaciones para los peques y otra de despacho o estudio (como prefiráis llamarlo). El caso es que, por pitos o por flautas, nunca veíamos el momento.
Y ese momento ha llegado hoy, después de comer, cuando llevaba toda la mañana leyendo a otras blogueras. No he podido aguantarme y he dicho: "Marcos, vamos a empezar a liarla". Y dicho y hecho. Maza en mano hemos castigado el tabique hasta verlo reducido a un montón de escombros. Mañana nos hemos propuesto limpiar toda la montaña de ladrillos rotos que hemos dejado tirados. Y así, poco a poco, ir preparando el que será nuestro próximo dormitorio.
¿Cuál es el motivo de hacerlo nosotros y no encargárselo a agún albañil? Pues que mantener la mente ocupada es uno de mis objetivos durante el tiempo que dure nuestra aventura. Y, la verdad, ver cómo a cada mazazo que daba, caía un poco de ese tabique, ha sido la mar de beneficioso para mí. Como una terapia de desahogo, de descarga de nervios y de adrenalina. A ver si cuelgo unas fotos del antes para que podías compararlo, dentro de unos meses, con el resultado final.
Por otro lado, mañana iremos de compras. Tenemos la estructura de una cama de forja preciosa, que vamos a convertir en una cama-cuna. Mañara iremos a por el somier y el colchón. Y tengo que convencer a mi hermano para que acceda a pintar algo fantástico en la pared. No sé, hadas, gnomos, duendes o algo por el estilo. Más adelante buscaremos muebles en blanco decapado. Las paredes de la habitación son de color lila (aunque, a mis años, aún no sé qué color es morado, violeta o lila). Creemos que los muebles así quedarán muy bien y el resultado puede ser una habitación muy relajante. Haré fotos también para ver el antes y el después.
Intentaré a toda costa no ceder al impulso de empezar a comprar también peluchitos y cosas por el estilo. Lo prometo. Sé que aún es muy pronto, pero no sé si podré aguantarme. Total, aún tenemos que hacer el cursillo y pasar las entrevistas.
Ya os iré contando.